Aquí compartimos con vosotros este bonito cuento escrito por una compañera del actual grupo de formación en terapia gestalt y bionergetica, espero que lo disfruteis.
RELATO: "YO Y MIS AUTOEXIGENCIAS. TRABAJANDO EN ELLO...."
El País de las Autoexigencias está situado en el Mapamundi de nuestro minúsculo cerebro, donde por obra del ilusionista que llevamos dentro y que tanto teme al dolor, todo se torna grande, a tamaño real , todo toma vida propia y, de repente… te ves caminando en ese País.
Allí todo es acelerado, agitado, rápido, porque sus habitantes, más conocidos como “autoexigentes”, se pasan todo el tiempo corriendo de la c/ Del Autocontrol a la Avda/ de la Autosuficiencia; del Callejón de la Autonomía a la Plaza del Automático… Y así, de un lado para otro, se saludan entre ellos en una aparente fluidez, en una aparente alegría. Porque todos y cada uno de ellos se exige hacer lo que creen que se espera de ellos y hay que hacerlo rápido y bien.
En esas andaba yo cuando decidí darme un “autodescanso”, y como una buena forma de evasión es la fantasía y como pronto se acercaba la fiesta de Carnaval, empecé a pensar en mi próximo disfraz (recordé que el del año pasado fue de prisionera; asi me sentía por entonces, y caí en la cuenta de que realmente no fue un disfraz)…
Me dormí. Y con la voluptuosidad y los secretos que la fantasía te envuelve, soñé lo siguiente:
Era fiesta de Carnaval y todo era una explosión de creatividad, alegría , color, movimiento, una verdadera fiesta visual. Mientras caminaba entre el tumulto pude leer los nombres de distintas Casetas:
– Caseta de Amigos del Cuerno de la Felicidad.
– Caseta de la Fiesta de la Psicodelia.
– Caseta Pura Magia.
…Y de repente, mis ojos se posaron en una caseta especial: “Asociación Anónima de Autoexigentes”. Me chocó porque esa no tenía un matiz tan lúdico ni festivo y… me adentré en ella.
Desapareció el bullicio exterior y curiosamente quedé sola. Allí no había ningun abonado exigente, salvo yo, claro está, y, empecé a oir algo por megafonía que sonaba con mi propia voz: “ Me disfrazo, me escondo, estoy detrás, estoy aquí, búscame, mírame…” . ¡¡¡Basta!!! –dije- no recuerdo haber dicho yo esto ¿Por qué lo estoy escuchando entonces?…
Y a mi encuentro salió un Dragoncito de Fuego y me dijo así:
– No lo has dicho, lo has pensado, lo has sentido, incluso lo has puesto en escena. Sólo le he puesto tu voz, esa que a veces, tantas veces, no escuchas, porque vas deprisa, porque has de dar la talla, porque has de estar pendiente de las necesidades ajenas, porque todo ha de estar medianamente organizado y controlado…. Verás –siguió- te propongo un Viaje Hacia Atrás.
– Pero… ¿quién eres y a dónde vamos? –dije-
– ¡¡¡No!!! –dijo el Dragón- esas son precisamente las cuestiones que tú te has de plantear: “¿QUIÉN SOY?,¿A DÓNDE VOY?…Sube y confía, soy tu medio de transporte más auténtico.
Subí y empezamos a desplazarnos retrocediendo en el tiempo y comenzaron a aparecer cientos de imágenes, de piezas que formaron mi vida. Ante algunas de ellas el Dragón aminoraba la marcha y subía el audio, para que pudiera ver y oir mensajes como:
-“Es una artista”.
-“Puede cursar cualquier carrera universitaria”.
-“Va a cuidar de ellos cuando sean viejecitos”.
-“Es muy fuerte y puede con todo”.
-“que lo haga ella que se le da mejor”
-“que lo exponga ella que no se pone nerviosa”.
-“Es muy buena”.
-“Hagas lo que hagas, hazlo bien”…
En cada una de esas instantáneas aparecían personas diferentes (mis padres, compañeros de la Facultad, maestros de la escuela, amigos…) pero todos tenían un denominador común: todos me obsequiaban con un REGALO-TRAMPA, regalo porque me entregaban una cualidad, que al recibirla, yo, automáticamente la convertía en trampa, si, la trampa de las autoexigencias, la de ser siempre fuerte y hábil, la de no fallarle a los míos, la de estar para todo y así un largo etcétera, autoexigencias que me alejan de MÍ, de mis propias NECESIDADES y de algo que también empieza por “auto-“: AUTOCONOCIMIENTO.
Ahora entendía lo que el Dragón me lanzaba con sus letras de fuego : “¿Quién soy?,¿A dónde voy?”…
…Cuando aterrizamos de nuevo en la Caseta, yo le pedí saber más, quería volar sobre otras imágenes futuras y saber cómo sería lo me aguardaba… El Dragón me explicó que él no podía hacer eso, que él sólo podía mostrarme el pasado; que sólo si paro, sólo si me escucho y pongo atención en el aquí y ahora, puedo ser artífice de un futuro auténtico.
Espera –dije- ¿Quién hay debajo de ese disfraz que tanto sabe sobre mi y que…
Espera –me interrumpió él-, antes quiero obsequiarte con este ticket-invitación, es gratuito, no caduca y lo puedes usar al ritmo que decidas.
– ¿Cómo?¿de qué espectáculo se trata?.
– De el de tu propia vida, el del cambio, la búsqueda, la evolución.
Utiliza tu energía, tu atención, tu alegría, tu sensibilidad, tu creatividad, pero, esta vez hazlo por ti y para ti. La vida a veces es belleza, a veces complicación, pero sigue buscando tu camino, el que te lleva a tu centro, a la serenidad, al equilibrio, al amor.
Ser original es divertido, pero, ser auténtico es muy complejo, porque la autenticidad no entiende de prostitución afectiva, no actúa por lo que se espera de uno, no funciona porque así nos seguiran alabando o reforzando… La autenticidad pasa por otros “autos”: El autoconocimiento, la autoaceptación, la autoestima y otras conceptos que irás descubriendo en tu caminar…
Ah!!! Por cierto –dijo quitándose la careta de Dragón- mira quién soy: PILAR.
Sorprendida retrocedí un paso: ¡¡¡¡era yo!!!, mejor dicho: era yo frente a mí. Y empecé a oir cada vez con más claridad: “Pilar!!!, Pilar!!! Pilaaaaaaaar!!!” –eran mis amigas- “ ¡¡Pilar despierta que ya hemos llegado a Narixa y estás dormida!!…
Pero… el cerebro es voluptuoso, y los sueños guardan secretos: ¡¡¡JAMÁS HE ESTADO MÁS DESPIERTA!!!.
Pilar Torres
Narixa. Otoño 2011