El pasado 11 de mayo Diario Sur publico la siguiente entrevista a Carlos Odriozola que reproducimos a continuación.
Carlos Odriozola: «Amar no es desear, es mojarse»
El amor es el gran camino para sacar lo mejor de uno mismo. Lo defiende Carlos Odriozola, psicólogo y docente del Centro de Psicología Humanista de Málaga, que el lunes hablará en el Aula de Cultura de SUR de ‘Carácter, pareja y familia’, una ponencia que sacude los conceptos tradicionales de las relaciones afectivas. Y es que el dato de 360 divorcios registrados cada día en España indica que el amor anda con el pulso algo debilitado. ¿Qué le está pasando al amor? o ¿qué pueden aprender y hacer las parejas? Carlos Odriozola tiene algunas respuestas.
-¿El amor, como los coches, necesita ya una ITV?
-Efectivamente, las relaciones, como todo lo que no se cuida, se estropean. Es uno de los principios fundamentales de las relaciones afectivas: pensamos que nos conocemos y que con eso ya están las cosas hechas. Y no es así. Hay que invertir una energía diaria en cuidar la relación.
-¿Quizás nos han metido en la cabeza demasiados cuentos de princesas y príncipes?
-Exactamente, ese es el inicio por el que quiero abordar este asunto, en la ignorancia tan grande desde la que nos embarcamos en una relación. Hay aspectos que son absolutamente propios de la infancia y que llevamos a la relación de pareja. Ese es el motivo por el cual la relación tradicional de pareja no tiene sentido, no tiene salida y no tiene futuro. Y lo explica el dato de que ya más del 50% de los matrimonios se divorcia. Algo está pasando.
-¿Y en qué nos equivocamos?
-Uno de los errores fundamentales es la falta de humanización. No vemos a la persona en su globalidad, idealizamos aspectos suyos, el príncipe, el cuento de hadas… Y esperamos que esa idealización dure de por vida. Y esta es mi propuesta: vamos a vernos como personas, lo que implica que yo tengo que conocer mis conflictos, mis necesidades, mis carencias y mis limitaciones. ¡Mis heridas del alma! Y tengo que conocer las tuyas, y desde ahí nos humanizamos los dos y es posible algo. Pero si yo te idealizo y pienso que tú vas a salvarme la vida o que vas a darme la felicidad el fracaso está asegurado. Y ese es el paradigma en el que nos estamos moviendo.
-Entonces, en la conocida frase me duele el corazón de quererte tanto, ¿hay más dolor o más ignorancia?
-Ignorancia, si la pareja se ha basado en la idealización. Por el contrario, si la relación de pareja se ha trabajado, puede dolerte el corazón, ¡claro que sí!, pero jamás lo voy a ver como una renuncia ni como un sacrificio. Al contrario, propongo que vayamos a una relación de pareja a amar con mayúsculas. Y en ese amarte yo a ti con mayúsculas, me doy cuenta es de que el primero que está creciendo soy yo. Ahí, jamás va a ver ni queja, ni pasar factura. Todo lo contrario, decir: muchas gracias, porque al amarte, me estás permitiendo que saque lo mejor de mí.
-¿Nos pasamos en la expectativas de lo que tiene que dar el otro?
-Ese es el gran error. En el enamoramiento hay una reciprocidad: quiero que las cosas sean mejor para ti, pongo la atención en servirte, ayudarte y favorecerte. Pero cuando el enamoramiento termina, que ya sabemos que es al cabo de dos o tres años, es cuando esto se desvanece, y empieza lo que llamamos la lucha por el poder. Hay una marcha atrás en la reciprocidad, ya me olvido de ti y ahora lo que quiero yo es recibir beneficio. Y me pongo en una posición pasiva, de recibir.
-¿Tiene razón Sabina cuando canta que «amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño»?
-Cuando estamos en ese estadío, en el de la lucha del poder, cuando se desvanece el enamoramiento y no hay paso a una relación adulta y consciente de amor, efectivamente. En ese caso somos dos ignorantes, lo que yo suelo decir, dos tontos en apuros. Sabina lo dice mejor. Dos personas que no se conocen ni a sí mismos ni al de enfrente. Y el resultado no puede ser otro que la desavenencia, el conflicto y la ira, el pasar factura, el rencor y la culpabilizaron .
-¿Cuál es el concepto más dañino que nos han enseñado sobre el amor?
-Que el amor es sacrificio. El amor no es sacrificio, sino una alegría. Ese poema tan bonito de Tagore: «Dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y vi que la vida era servicio, serví y vi que el servicio era alegría». Este amor servicio es un amor precioso y opuesto totalmente al amor sacrificio, al amor renuncia que nos han imbuido constantemente.
-Según Erich Fromm, pensamos más en ser amados que en amar.
-Si le preguntamos a una persona cualquiera con qué relaciona el amar, con dar o recibir, todo el mundo va a decir con dar. Pero a la hora de la verdad es recibir y recibir. Por eso, mi propuesta implica que voy a decidir amarte -primero una decisión, no un impulso-, y eso significa que voy a ponerme en posición de dar, pero sabiendo, porque sino no tendría sentido, que en ese dar también estoy ganado yo. Porque al darte yo lo mejor que tengo, implica que lo tengo que sacar. Y eso forma parte del trabajo de mi vida. Amar implica sacar la solidaridad, la comprensión, la compasión, la generosidad, la humildad… Amar te da la oportunidad de sacar lo mejor de ti.
Acción
-¿Y cuál es su concepto del amor?
-Amar es desear y favorecer el desarrollo integral de la otra persona. Un concepto que implica acción.
-¿Y cómo aplicamos eso en tiempos de relaciones en internet, en los chats y en los móviles?
-Por internet es muy difícil de lograr. Los chateos y las comunicaciones favorecen el deseo, en todo caso, desearte que las cosas te vayan bien. Pero eso no significa nada. Si tu preguntas a la gente si desea que su madre sea feliz, si desea que su hijo sea feliz, si desea que el portero de su casa sea feliz o que aquella persona que no conoce de nada sea feliz, la respuesta será ‘si’. ¿Qué significa eso? ¿Qué estás amando a todo el mundo? No, porque amar no es desear. Amar es desear y actuar, mojarse, pringarse.
-Obras son amores…
-¡Efectivamente! Todos nos queremos mucho y luego, los resultados son guerras, conflictos, crisis matrimoniales, crisis de parejas… ¡Un lío!
-El trabajo personal, ¿la mejor receta contra la rutina?
-Absolutamente. El primer gran paso es el conocimiento y reconocimiento de que todos somos personas con limitaciones, neuras, carencias y heridas del alma. Hace falta un proceso de autoconocimiento. De alguna manera, porque no traemos libros de instrucciones, te lo tienes que montar para saber acerca de ti.
-¿Y el segundo paso?
-Tiempo. Si pasamos una encuesta, casi todo el mundo pondría a al familia y a la pareja como elementos prioritarios en su vida. Y si preguntamos cuánto tiempo le dedica, resulta que es inversamente proporcional a la importancia que tienen en su vida. Decir que no hay tiempo es una aberración. Hay tiempo, 24 horas todos los días, y cada uno decide a qué las quiere dedicar. No hace falta dedicarle horas a una pareja, sino algunos momentos al día. Y no hacen falta grandes escenarios de fin de semana, basta con la vida cotidiana.
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