Ayer se cumplió un nuevo aniversario del 11-M. Una fecha para el recuerdo de tantos como fallecieron. Pero no solo hubo muertos, muchos sobrevivieron. Y algunos, a pesar del tiempo transcurrido, continúan luchando por construir una vida al margen de la tragedia que les dejó marcados para siempre.
Desgraciadamente tragedias hay muchas. Catástrofes, muerte, acoso… Al principio, estas noticias nos conmocionan a todos. Pero después, caen en el olvido. Pasado un tiempo, ¿recordamos a los supervivientes? ¿Sabemos si recuperaron su vida, si todavía sufren, qué necesitan…? Aunque algunos digan lo contrario, de las victimas nos acordamos poco.
El 11-S y la guerra de Irak dieron gran impulso al interés científico sobre ellas. En poco tiempo hemos aprendido mucho sobre los efectos del dolor, el miedo, y el trauma.
Afrontar el drama
Para muchos especialistas, el trauma o estrés postraumático es una de las formas más severas e incapacitantes de estrés al que puede enfrentarse el ser humano.
Para quien no lo ha vivido, es muy difícil imaginar la devastación que supone ver la muerte de cerca o perder de manera abrupta a aquellos a los que más queremos.
Pero las personas no somos iguales y nuestra resistencia al estrés tampoco lo es. ¿Cómo explicar si no la forma tan distinta en que vivieron el drama los padres de la niña Mª Luz?
Hechos tan trágicos producen en muchas personas una grave desestructuración interna y daños intensos y permanentes. Pero otros cuentan con recursos que les permiten afrontar el impacto y salir indemnes. Últimamente se ha estudiado mucho este mecanismo protector del trauma ,tan importante para el ser humano y que se conoce con nombre de resiliencia.
Por todo ello la ayuda que cada persona necesita es diferente. Depende de su personalidad, pero también de la fase en la que cada víctima se encuentre.
Pero, ¿en verdad se puede superar un trauma? Gracias a la investigación y la experiencia con afectados hoy podemos decir que sí. Los traumas se curan y el miedo se supera. Es necesario seguir avanzando, pero hoy al fin contamos con modelos eficaces para ayudar a este tipo de víctimas.¿Cómo hacerlo? ¿Qué necesitan?
En primer lugar, no caer en el olvido: en general, son seres muy dañados y vulnerables. Muchos no han sido entendidos en su dolor y por eso no piden ayuda. El interés del entorno es determinante en la recuperación.
También es necesario respetar a las fases de su dolor y ofrecerles la forma de ayuda a la que sean más receptivos. Muchos no pueden hablar. Abrazos, gestos, actos explícitos han demostrado ser el camino más directo a las emociones. La mejor terapia.
Forzar la actividad
Recuperar la rutina es una de las claves de la recuperación. Estar activo es esencial para mantener a raya el pensamiento y recuperar la normalidad.
Algunas víctimas sobreviven gracias a metas. Al marcarse objetivos se desplazan emociones y pensamientos intrusivos. Otros consiguen salvarse gracias a la búsqueda de justicia: El padre de la niña Mari Luz es buen ejemplo. También aquellos que tras el Holocausto dedicaron su vida a “hacer justicia” como implacables buscadores de nazis.
El papel de las asociaciones y grupos es también determinante. Muchos sólo logran encontrar apoyo en personas con vivencias y un sentir similar al suyo. Los estudios refrendan el poder “terapéutico” del grupo, donde los más débiles son arropados en la lucha por los más fuertes
Pero sin duda, es la familia y el entorno próximo quienes juegan el papel más importante. Aunque para ellos no es fácil. Necesitan pautas y apoyo para ayudar a superar el daño.
Ayuda profesional
Pero hay hechos muy difíciles de superar. Con frecuencia es necesaria ayuda profesional
Se han hallado los mecanismos biológicos del miedo y el trauma. La amígdala cerebral juega un papel central. Se estudia tratarla químicamente para quizás en un futuro impedir que memorice recuerdos traumáticos.
Hoy contamos con medicación cada vez más efectiva para paliar los síntomas asociados a ambos cuadros. También con terapias psicológicas muy válidas para descondicionar el miedo y tratar la esencia del trauma: activación emocional; pérdida de confianza; reexperimentación del trauma; conductas de evitación y adaptación a la vida cotidiana.
Pero la investigación ha generado métodos de intervención novedosos, centrados en el acceso a la experiencia traumática no a través de la palabra sino de las sensaciones y emociones. Hipnosis, Atención Plena, Terapia Sensoriomotriz, Mindfullness… Destaca el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento del trauma mediante Movimiento Ocular). Ha demostrado ser un método rápido y eficaz para reprocesar el miedo y trauma en el cerebro.
Así pues, podemos afirmar que el miedo y el trauma pueden superarse. La medicina y la terapia funcionan. Pero sobre todo la mente humana, con poder inigualable para recuperarse del trauma. Hoy se estudia en profundidad los recursos de aquellos que lograron superar acontecimientos terribles y recuperar una vida plena.
Esta claro. El ser humano goza de mecanismos extraordinarios que permiten sobrevivir a dramas inimaginables. Pero seguimos esforzándonos porque las tragedias continúan y son muchos los que solos no pueden con ellas…
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/blogs/divan-digital/2012/03/12/el-miedo-y-el-trauma-se-curan-94064/